miércoles, 28 de noviembre de 2012

TBP (tres buenos “patas”)



Siempre dije que recordar es volver a vivir, y que la nostalgia es innato en mí ser. Y que mejor manera de hacerlo recordando las viejas cosas que valen la pena tener en mente, las amistades.
Entre mentira y mentira, de pinocho se fue a pinueve, pero era la primera vez que uno de los 3 había cumplido la promesa de verse más tarde. La última vez que fijamos fecha de vernos, la hora se hizo humo y al final no nos volvimos a ver.
Viejo; de sorpresa, ni me imaginaba que llegarías a mi casa y me visitarías en muchos años. Aún recuerdo cuando fui parte de tu mudanza. Claro, al no tener gente que te ayude a mover las reliquias de chan-chan, me llamaste a mí y el hermano de uno de los tres. Pero, está bien. Me dio gusto poder saber que te pude ayudar. Y es más si quisieras volver a mudarte de donde estas ahora, avísame. Para mi es un gusto ayudarte, porque eres mi “pata”, uno de los amigos que siempre tengo presente y siempre recordaré en esta vida.
Al final, se llego la hora. Como nunca me dijiste: “si, cholo. Te voy a ver, no te preocupes” en ese momento pensaba que “no pasaría nada” pero finalmente te apareciste. Y menudo milagro eh!
De camino con una de las aristas del triangulo de amistad (entiéndase Jefferson) recorrimos aquellas calles que solíamos andar cuando íbamos al “Centro Viejo” donde nos topamos, segundo año (si mi memoria no me falla)
De los 3 solo dos estudiamos en un solo salón de clase, tu como “buenazo” te mandaron a la A, mientras que a mí me toco ir al B junto con Jefferson.
Te acuerdas del “si no te tuviera a voz” de RWay que cantabas hasta el hartazgo? Pues lo baje a mi mp3 y cuando quiero recordar lo vuelvo a escuchar. O del clásico, “yo no sé lo que me pasa cunado estoy con voz…” aunque me tenías aburrido finalmente me pegue a la onda argentina. Que por esa época estaba de moda.
Fuimos a hacer planes, y fue “bacán”. David, con la misma chispa de siempre haciéndome leña (cosa que ya es una costumbre tuya) Jefferson tranquilo, pero con la joda por delante y yo-igual que cada vez que nos reuníamos-loco y hablando pavada y media.
Pero la dicha de volver a verse y de hacer la misma palomillada de siempre fue increíble. Pero ahora ya más grandes, con el tiempo encima. Con otra mentalidad, con otra visión de la vida, ya no fuimos al complejo a pasear en los viejos juego oxidados que fueron testigos de nuestra infancia y adolescencia.
Aquella tierra de las heridas que nos dejó la cancha y que hoy se han convertido en costras que marcan la vida de nuestra infancia y adolescencia.
Como olvidar, las ocurrencias y casos vividos, que marcaron nuestras vidas y que hoy solo se convierten en recuerdos que pasamos a re vivir.
Me da gusto, saber que a pesar de los años la amistad de los 3 aún esta vigente y que así se mantendrá hasta el final de nuestros días.
Pero más gusto daría que en un futuro no muy lejano, nuestros hijos sean amigos también y hagan las mismas cosas que hicimos cuando niños y que también puedan continuar la cadena de amistad que se ha forjado con el tiempo.
Las salidas para ir en “mancha” al colegio…son un clásico. Las verbenas del colegio, las tardes de hacer hora, las horas de conversación, en fin cada cosa vivida es parte de la vida.
El mejor regalo es la amistad, y estos tres hemos hecho la mejor de las migas y espero que el tiempo nos vuelva a reunir otra vez para volver a hacer las mismas cosas de niños.
Fue la mejor las infancias, la mejor de las adolescencias, la mejor de las juventudes y espero sea también la mejor de las vejeces.



*Solo para aclarar, todo lo escrito en comillas es para destacar que es parte de la jerga del autor y que siempre se hablaba en aquella época y hasta ahora