Créanme que en 23 años y contando, hasta el día de hoy, escuchar aquellas canciones y
programas que veíamos cuando era niño y
ver el sol radiante e imaginarme aquellas calles de los años 90 por donde
vivían, todavía me hacen sentir que en
media hora mi mamá me dirá: “vamos al Porvenir a ver a tus abuelitos? Beto”
Les
quiero mucho abuelitos, todavía les recuerdo con mucho cariño. Extraño las
tardes con su compañía y los clásicos lonches con yerbaluisa y pancito con
mantequilla, en aquella mesa enorme en el comedor antiguo de la casa donde
vivieron.