viernes, 1 de mayo de 2015

A veces es día, a veces es noche, a veces es claro, a veces es oscuro. A veces el sol, quiere irse, pero se queda. La luna, que sale desde temprano le dice aquí estoy.
He visto muchos atardeceres en mi vida, tantos que he quedado prendado y admirando de la naturaleza. Me ha quedado clara una cosa en la vida: en los pequeños detalles está lo bonito del mundo.
La luz convertida en naranja, una enorme bola de fuego despidiéndose de occidente y presentándose en oriente se vislumbra a lo lejos, hasta más allá del horizonte. Hasta más allá del mar.
Me gustaría estar allí, al fondo. A lo lejos y observar como el mundo gira sobre su eje y darme cuenta que desde allí todos somos iguales, un punto pequeño en un enorme planeta (o piedra redonda, como quiera llamarlo). No he olvidado los cañaverales, ni el cielo azul nublado en una carretera. Tampoco, ese dulce sabor a tarde que se siente a casi 5 de la tarde.
La vida me ha dado la posibilidad de vivir en un punto preciso donde puedo sentir-en una carretera-el dulce frio del atardecer, el fuerte sol de una mañana normal a las 11 de la mañana. El sabor sabatino de una parrilla y una mañana de fulbito con buenos amigos.
Las noches calorosas con aroma a loza junto a dos hermanos y un balón. Los domingos de playa, o los domingos de fútbol en el estadio cerca de mi casa y el estridente sonido de una corneta.

Seguiré siendo el mismo mañana? Cambiará algo de mi vida? No lo sé. Solo se vive el presente con ilusiones a futuro. Con sueños y anhelos de ser mejor en la vida. Mientras tanto sigo-como decía un grande-sentado en el rincón de una cantina oyendo una canción que yo pedí.

miércoles, 7 de agosto de 2013

10 AÑOS DEL ADIÓS


ya son 10 años de tu partida. el mp3 sabe que aún te recuerdo. Un día vi algo en el facebook y quiero citarlo hoy: "lo que daría por poder verte solo un segundo, poder abrazarte y decirte la falta que nos haces" Si bien la espera se hace larga, se que te volveré a ver.
Se-también-que estás a lado de Dios y la Virgen. Igual se que estás a lado de tu Tita, fiel compañera que estuvo a tu lado en los buenos y malos momentos.
aquellos adobes de la casa, parecen aún contar la historia de como empezó. De como el bisabuelo, les llamó a la búsqueda de un lugar para vivir.
Aveces pienso...cuantos sueños pensaron realizar juntos? cuantas metas como familia lograron? que idea tenían al iniciar este nuevo capítulo de la vida? pensabas que te extrañaríamos tanto, luego de tu partida?
gracias por los momentos que pudimos pasar juntos. Por ir a verme cuando nací, por enseñarme que para aprender -en tu época-solo era necesario un cuaderno y un lapicero. Estoy completamente seguro que nos volveremos a ver y me diras: "hola hijo!"
Nunca te lo dije en vida, no tuve oportunidad pero gracias por ser mi abuelo.
Aquella agua, que me dijo mi tía que te diera, en el momento antes de que fallezcas, nunca lo olvidaré.
Perdón si no te pude entender. Solo escuché aquel: Betito, hijo...


TE QUIERO ABULIETO HUMBERTO.

martes, 23 de abril de 2013



Créanme que en 23 años y contando, hasta el día de hoy, escuchar aquellas canciones y programas que veíamos cuando era niño  y ver el sol radiante e imaginarme aquellas calles de los años 90 por donde vivían, todavía me hacen sentir  que en media hora mi mamá me dirá: “vamos al Porvenir a ver a tus abuelitos? Beto”
Les quiero mucho abuelitos, todavía les recuerdo con mucho cariño. Extraño las tardes con su compañía y los clásicos lonches con yerbaluisa y pancito con mantequilla, en aquella mesa enorme en el comedor antiguo de la casa donde vivieron.



domingo, 13 de enero de 2013

Lady



Viejos recuerdos de melancolía vienen a mi cabeza, con aquella canción. Una sensación entre alegría y dolor, mixtura incomparable. Nunca me imaginé que una canción doliera tanto.
La avenida Larco, es otra por la noche. El glamour de sus calles se confunde con las personas que van y vienen. Cada uno con un nombre, cada una con una forma de pensar. Cada uno es un mundo.
Sigo avanzando y llego a una urbanización. La noche está tan calma, las luces iluminan cada uno de los hogares que están en la zona. El sonido del mar parece estar tan cerca de nuestras orejas que se confunde con el sonido que dejan los autos cuando pasan.
No son autos cualquiera, son del último modelo. Maravilla que deleita la vista. Esa canción sigue sonando y me tengo que ir. Ya es tarde, el camino es largo y tengo que llegar.
En una esquina me encuentro de píe esperando que un taxi pueda llevarme a mi destino. De pronto suena esa canción. Un grupo de gente que viene de la playa la está poniendo a todo volumen. Comprensible, es sábado por la noche.
Algo tienen los sábados que enamoran, un sábado en la avenida es distinto a un viernes u otro día cualquiera.
Los micros corren, pero no veo días en la carretera. Esa parte de la ciudad se pinta de otro color, se ve distinta. Te reitero, no es lo mismo un sábado por la noche por allí que un sábado por la noche en la zona este de la ciudad.
El camino no tiene baches, la pista está lisa, la ciudad y su cara es otra.
Por fin un taxi me llevara a mi destino. Cuanto? 5 soles. Nos vamos! Subo al taxi y el amigo taxista-joven también-pone la canción en la radio. Maldita sea! Otra vez la misma canción.
Llegamos al ovalo y repentinamente le dije al taxista: “Cholo, me bajo”
-Pero como?, estamos lejos de donde quieres ir. Dijo el taxista.
-No me importa, quiero caminar. Le dije. Además, esa canción la tengo en mi celular. (Repetía en mi cabeza)
Baje cerca al grifo y decidí regresar a píe el camino que el taxista ya había recorrido. No jodas, decía dentro de mí, este soy yo?
Me puse mis audífonos-modos vivendus-y decidí volver a recorrer hasta el paradero donde tome el auto. Luego de ir, primero por la derecha, hasta el lugar donde inició el recorrido decidí volver a caminar hasta el ovalo. Esta vez por la izquierda.
Di play a mi móvil e inició largo trayecto hacia casa. Pasaba por las tiendas restaurantes, points y tantos lugares y la cancioncita no dejaba de sonar.
Tape mis oídos de tal forma que solo me permita escuchar aquella canción de tantos recuerdos. Es increíble que un solo sonido se convierta en canción y también que tenga tanto sentimiento a pesar de que viene del otro lado del mundo.
Acaso el que la escribió, sabía lo que un simple mortal-en este hemisferio-pude sentir. Si es así, eso comprobaría que la humanidad está enchufada en una misma onda.
De tanto andar, volví a estar en el mismo sitio. En donde me baje del taxi. La encrucijada se planteó: hacia Juan Pablo o sigo con Larco? Y como la vida siempre hace las cosas por algo, me fui por Juan Pablo.
Allí, entonces, puse en repeat el móvil de tal manera que la canción siguiera sonando.
Ya no se escucha el mar, ya no hay glamour, no hay elegancia, pero la canción sigue inspirando toda esa clase de cosas. Por mi mente pasa vivir por acá, pero dejar el centro para ir a una urbanización??
Entro por una calle, y el silencio vuelve a ser el mismo que hace calles atrás. Los recuerdos vuelven, la canción sigue sonando y la batería se sigue gastando. El zapato ya no se ensucia, al contrario se limpia y se siente cómodo.
 Por alguna razón estoy oliendo a mar, la canción sigue sonando y la atmosfera es única. El mar, hace metros me dijo adiós. Decido ir por la puerta, la calle está tan sola, el sonido estridente ya no está. Los micros se han ido, las gentes también. Ya no te preguntan qué estás buscando. Acaso un ser humano-promedio-no puede caminar tranquilamente por una rúa.
El cielo está despejado, hoy la noche tiene luces. Las estrellas miran a la gente, pero ellos no se inmutan.
Nadie levanta la cabeza, para decirles: hola! Gracias por alumbrar mi noche.
Lady, otra vez se repite la canción y el camino elegante se va despidiendo. Vestigios de eso quedan en las últimas cuadras. Soy como un fantasma con vida que tiene las manos en los bolsillos del pantalón y la casaca hasta el cuello que está metido en el mundo lady.
He dejado el glamour y elegancia de la urbanización y me he metido en el caos del centro. Veo fijamente los rostros de la gente y ellos parecen tan tímidos. Nadie fija los ojos en otra persona. Nadie se molesta siquiera en preguntarte, te sientes bien?
La canción sigue sonando, la vida sigue continuando y yo sigo respirando.
Ha sido sábado por la noche. Para cuando llegue a casa será domingo. Un triste domingo.
Fue un alegre sábado, de fútbol, de playa, de cañas y de sitios elegantes. Pero fue un sábado atípico, porque encontré la atmosfera adecuada para poder recorrer a pie la ciudad.
Lady, hear me tonight, cos my feeling is just so right, as we dance by the moonlight, can't you see your my delight.
Lady.. i just feel like, I wont get you out of my mind, I feel love for the first time, and I know that its true I can tell by the look in your eyes

miércoles, 9 de enero de 2013

ME VERAS VOLAR, EN LA CIUDAD DE TRUJILLO




Hermosa foto de la ciudad de Trujillo, tomada desde el cerro campana

Hay algo que tiene está ciudad que enamora a todos los que estamos en ella. Hoy luego de muchos meses, pude subir a ver a Trujillo desde un sexto piso. Y la verdad que embelesa a uno de solo verlo de noche.
Tuve la oportunidad de poder mirar a esta ciudad-por un año-de noche, desde las alturas del edificio-y hasta ahora no entiendo porque le dicen “pabellón” como si estuviéramos en un penal-donde se ubicaba mi facultad. Vista espectacular, veía desde La Esperanza, pasando algo de Florencia y el Porvenir y terminar viendo la subida de la panamericana norte, en el camino hacia el sur, y las aguas-que se ven mansas desde allí, pero que engañan cuando te topas con Buenos Aires-del balneario que muchas veces fue visitado por los distinguidos trujillanos y que hoy se ha convertido en el último lugar donde se desecha la basura: Buenos Aires.
Es tan hermoso poder ver más de un centenar de luces que se ven en cada noche-desde las alturas de la ciudad-y que reflejan, que en cada una de ellas hay un mundo, una vida, un ser y que cada ser tiene una idea, un nombre…en fin, una parte de este mundo.
Las luces-ahora-hasta las partes más altas de la ciudad. Desde donde estoy, veo a mi querido cerro Cabras que alberga a La Esperanza-y que veo desde la carretera panamericana norte cuando cruzo el peaje de Chicama-y me es increíble observar que las luces y las manchas negras-que son las casas-llegan hasta las zonas más altas del cerro.
Es alucinante ver a un Trujillo distinto. Desde arriba todos somos iguales, todos somos seres humanos y que por más que vivamos en el Golf, el centro, California, San Andrés,  Aranjuez, Sector Bellavista en La Esperanza, Barrio 5 de Alto Trujillo, somos tan iguales e idénticos con la única diferencia de que vivimos más cerca  o más lejos del mar.
Trujillo desde aquí se ven tan susceptible, tan indefenso. El mar está a solo unos cuantos kilómetros y los cerros que buscan proteger-desde la zona de la sierra a nuestra ciudad-se ven tan imponentes que menosprecian a los edificios que el hombre ha construido.
Amanece y es otra la historia. Me encuentro en un sexto piso, la clásica neblina de la ciudad y sus primeros sonidos indican que la ciudad está despertando. Que se inicia un día más de vida. Una nueva oportunidad para todos los trujillanos para seguir adelante.
Los cerros aún están nublados. Las narices lloran porque el día comienza y el frio taladra los huesos y cala en cada una de las venas haciendo que cuando la sangre corra se sintiera un tremendo dolor.
Micros, autos, personas inician su día. Las madres compran el pan, los deportistas salen a correr. Los jefes de familia salen de traje a iniciar un día más de labor. El cielo se despeja y la imponencia de sus edificios y de sus cerros vuelven a  ser observados por este candombero.
Los canillitas inician su recorrido. Algunos tiritando de frio, otros ya acostumbrados a este clima que se ha convertido en traicionero. (en algunas ocasiones hace sol y en otras frio) Salgo a la calle y los primeros gritos de llamado a la gente se escuchan. Algunos-todavía lagañosos-salen a hacer la compra del pan, del tamal, de la jamonada.
En la casa de dos pisos de la Jorge Chávez, se escuchan las baladas de la primera hora del día y las noticias de como despertó la ciudad. El desayuno está servido y todos y cada uno de los integrantes de esta familia, salimos a trabajar.
Atrás quedó la tarde y noche de ver como cae la ciudad, de ver como los focos de la ciudad hacen su trabajo y alumbran las vidas de las gentes que al llegar a casa buscan ser recibidos con una sonrisa en la cara.
La ciudad ha vuelto cobrar vida, la gente vuelve a salir así como vuelve a llegar. Hemos crecido, ya no somos los mismos. Hemos dejado de ser la misma gente que hace mucho tiempo atrás, pero igual y como dijo Cerati: “un hombre alado, prefiere la noche”