viernes, 28 de diciembre de 2012

ANUARIO CANDOMBE



Resumen, en frases, del año 2012.
Todos los veranos la misma historia, las personas logran escaparse del ruido de la ciudad pero no nadie puede encapazarse del horno en que se convierte este tablero de ajedrez llamado Trujillo.
Cada verano es la misma historia. Luego de celebrar las fiestas de navidad y de año nuevo, el día siete del primer mes me hace recordar que se cumple un año más de vida. Al igual que mi hermana, un año más de aquel milagro que nos dieron nuestros viejos. A ellos las gracias.
Entrevistas a personas que tenían que hablarme de sus gustos deportivos radiales, tú crees que querían convérsame sobre eso? Había que hacer hasta lo imposible por terminar la tesis. Que al final la concluí. Hasta que al fin en los últimos días de enero pude decir: “Fase 2 cumplida” los 105 personajes que respondieron llegaron a su fin. 105 encuestas que pude concluir satisfactoriamente.
Febrero fue el mes del trabajo de la fase tres. Aunque debo confesar que la estación que más aborrezco es la del verano, igual tuve que “comerme el marrón” de salir de casa a buscar información, de sudar como pollo al horno y de volverme pez y estar todo el día en el agua.
Gracias a Dios este mes solo tiene 28 días. Suficientes para poder sobrellevarlo. Un corazón solitario, desde hace mucho, no le gusta febrero. Y ni qué decir del 14. Con quien pasarlo? Es por eso que en una trasmisión de fútbol con justa razón dije: “estaba solito, solito en el área. Más solo que Roberto Ríos (el candombero) un 14 de febrero”
Llegó marzo, el sol empezaba a caer y el año iniciaba su trayecto. Lo mejor de aquel mes fue el inicio de las clases. El último ciclo. Por fin le decía adiós a la universidad. Fue muy auspicioso aquel ciclo, lo iniciamos bien. Pagué una módica suma de dinero por el último ciclo. Vaya, un chiste de dinero.
Abril, fue el inicio de una nueva etapa. Luego de hacer mucha radio, se me abrió la puerta de la Televisión y pudimos iniciar con buen pie esta nueva era. Así nos mantuvimos todo el año. Viajes, salidas de trabajo, goles cantados, gargantas enfermas y tantas cosas que vivimos en esta nueva era.
Mayo y Junio, pasaron desapercibido. Entre libros, revistas e impresiones de tesis se fueron esos días de ya inicio de frio y de usar casacas hasta el cuello. (Típico estilo mío) Las andanzas a pie hasta la universidad, fueron parte de ese mes. Las casacas hasta el cuello, el tiritar de frio en cada vez que subía a clases y ver los más bellos ocasos en el último piso del edificio E de la Universidad César Vallejo fueron parte de esos meses.
Julio. Mes patriótico. Pudimos escuchar un nuevo disco (o como siempre he dicho un motivo más para vivir y escuchar música)  me enamoré de aquel álbum musical. Todavía recuerdo aquel Mp3 donde pude reproducir las más de 30 canciones que tenía bajadas de internet.
Punto Aparte aunque no recuerdo en que mes fue pude hacer dos viajes en este año. Hay una costumbre amalgamada en mí. Cada dos años, tengo que viajar a Chiclayo. Primero, cuando estaba en la universidad, lo hice en el 2007 por trabajo. Luego volví a ir el 2009 en plan descansó de medio año. Luego me toco volver el 2011, otra vez por trabajo y la última vez lo hice por unas cuantas horas solo por chequeo médico con el buen “Doctor TV” como lo había bautizado mi tío a un familiar en común.
Nos tocó ir al norte-Guadalupe para ser más exacto-y nuevamente me enamore del camino. El sonido del violín y el vidrio roto (breaking Glass) junto a las combinaciones entre amarillo, rojo y naranja visto desde los cerros del camino me adormecieron como si hubiera tomado alguna sustancia psicoactiva. La belleza del mundo es incomparable. Dios te bendiga Madre Naturaleza
Volviendo a Julio, el sonido de la guitarra y el “seventeen” me enamoraron de nuevo de la música. Volví a mi colegio luego de 6 años. En un reencuentro con profes, amigos y mucha gente que se quedó en el actual claustro de Huerta Grande.
Agosto, me quede prendado de esa mirada. Había terminado la universidad y me tocaba estar dentro de la PEA. Continuaba en el canal y luego de 5 años me sentí más libre. Mes atrás, me pude dar cuenta que la pequeñez humana no deja de crecer. Hay que ser basura para “tirarse” la plata de un ciclo en trago y decirte a tu viejo-anciano y con achaques-que si estás pagando.
“Yo de padre lo mato”-decía mi asesor de tesis.
Septiembre, otra vez primavera. Dicen que los amores siempre llegan en primavera. Creo que el mío tomó un bus que se quedó en la carretera.
Octubre, el mes morado. El viejo turrón de doña Peta llegó a casa. Hasta el hartazgo y aunque la procesión siempre va por dentro me tocó decir que vida bua, que vida bua, que vida buena.
Noviembre, una vieja reunión con amigos y una resaca que me ayudo a pasar un examen. La primera juerga con los amigos en el año. Llámame loco o como lo quieras hacer, pero en todo el año fue la primera juerga la de ese mes con el trio de patas del barrio.
Diciembre, mes de cierre. De balances, donde uno recuerda todas las cosas hechas en el año. La navidad fue buena. Uno se siente tan orgulloso de saber que puedes hacer comprar por ti mismo y decir: yo me lo compré. Porque una cosa es decir: yo me lo compre con mi esfuerzo a decir me lo compraron.
Gratos momentos vivó este candombero en este dos mil doce (o 20-12 como le llamo) que espero sigan pasando este 20-13. Sobrevivimos al “fin del mundo” el 21 de diciembre quedará grabado como la fecha en que todo el mundo se volvió loco por el último día del mundo y que al final todo solo fue un simple susto o metáfora.
Kevin Johansen, uno de mis mejores cantantes, decía en una ocasión-y cabe para este fin de año-ya se terminó, ya se va la gente, ya se lo que me ibas a decir: “que no hay que llorar que son cosas que pasan y yo siempre lloré por no reír. Pero no me queda más memoria y no hay foto que quiera borrar”
Y yo quisiera rematar con esta frase: “Si la vida es una orgía lenta, lo mejor debe estar por llegar”

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