viernes, 21 de diciembre de 2012

HISTORIA DE UN BILLETE DE 20 SOLES

Se lo había ganado con mucho esfuerzo, ¡el sueldo de un mes lo cobró en la oficina! Su jefe se lo había dado luego de-que el billete- haber circulado en casi todo el territorio nacional.
Emocionado, Antxon salía de su trabajo con la paga de fin de mes  -Por fin, ya quería que sea este día. Como amo los fines de mes. Se repetía en la mente una y otra vez, todo el camino con destino a su hogar.
Llego a su casa, algo cansado, subió rápidamente a buscar su vieja caja de zapatos-donde guardaba sus ahorros, siempre decía que no le gustaba ahorrar en el banco porque pensaba que mejor el dinero se tiene en casa-la abrió  y encontró parte de sus ahorros. Los que había tenido en el mes. Todo cuadraba era perfecto y en ese momento comenzó a separar el dinero: “Esto es para comprar, esto es para la casa, aquí para el pago, etc. Etc.” Al final le quedaron 20 soles. “estos serán invitarla a salir” pensaba mientras guardaba el dinero.
Antxon le había insistido a Vanessa en la semana para salir. Ella siempre tenía la intención de aceptarle, pero desafortunadamente cosas le impedían poder verse donde se citaban.
Vanessa era una linda chica, que tiempo atrás había conquistado el corazón del noble Antxon. Ambos se conocieron pero no fue sino hasta tiempo después que se pudieron hablar el uno al otro.
“con esto me voy al puerto a pasar una linda tarde…estoy seguro que me dirá que si” seguía repitiéndose en la cabeza de Antxon. Finalmente un buen día ella dijo: “ya, nos vamos. Te acepto la invitación”
El corazón de Antxon latió a 110 por hora. “Ahora si la hago, el mar siempre es un lugar hermosos para conversar” se decía Antxon en la mente. “nos vemos el sábado, me llamas y te confirmo donde nos vemos, y de allí nos vamos al puerto” habían quedado Vanessa y Antxon.
El billete de 20 soles que había separado estaba doblado en 4 y muy bien guardado, era para una buena causa. Además era la oportunidad de poder ver el mar con otros ojos y con otra perspectiva.
La alegría fue tanta de la salida que hasta el personaje de dicha moneda-Raúl Porras-había por un momento dado una sonrisa. Me van a gastar. Y para algo bueno ¡Que alegría! Exclamo el billete que se sentía contento porque sería nuevamente gastado, lo cual para el significa un nuevo viaje y nuevas experiencias. Porque aunque no lo crean, los billetes están alegres cuando saben que van a ser gastados, ya que ellos van de mano en mano y les gusta viajar.
Retomemos, Vanessa había aceptado la invitación de Antxon. Él entonces había quedado de llamarle para coordinar donde se verían.
Llegó el día. 949…. El número que usted marcó, está fuera de servicio. ¿Qué raro? Dijo Antxon, voy a volver a intentar. Y se escuchó 3, 4 y 5 veces la misma voz de la empresa: El número que usted marcó, está fuera de servicio. Minutos después Vanessa llamó a decirle que no podía ir, por un inconveniente. Siniestro total. La ilusión de Antxon se había desvanecido.
El billete de 20 soles se quedó guardado en el mismo lugar donde se guardaría hasta el último de los días.
Aquel dinero no circularía, no pasaría en manos de otras personas, no haría el habitual recorrido de viajar por todo el país. Se estancaría.
El rostro del personaje en el billete-por alguna extraña razón-se pondría triste. Sabía que no volvería a circular y que se estancaría por un largo tiempo.
Antxon dejo de frecuentar a Vanessa y finalmente el tiempo paso. Pero aquel Billete nunca sirvió para una buena causa.

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