Emocionado,
Antxon salía de su trabajo con la paga de fin de mes -Por fin, ya quería que sea este día. Como
amo los fines de mes. Se repetía en la mente una y otra vez, todo el camino con
destino a su hogar.
Llego
a su casa, algo cansado, subió rápidamente a buscar su vieja caja de
zapatos-donde guardaba sus ahorros, siempre decía que no le gustaba ahorrar en
el banco porque pensaba que mejor el dinero se tiene en casa-la abrió y encontró parte de sus ahorros. Los que
había tenido en el mes. Todo cuadraba era perfecto y en ese momento comenzó a
separar el dinero: “Esto es para comprar, esto es para la casa, aquí para el
pago, etc. Etc.” Al final le quedaron 20 soles. “estos serán invitarla a salir”
pensaba mientras guardaba el dinero.
Antxon
le había insistido a Vanessa en la semana para salir. Ella siempre tenía la
intención de aceptarle, pero desafortunadamente cosas le impedían poder verse
donde se citaban.
Vanessa
era una linda chica, que tiempo atrás había conquistado el corazón del noble
Antxon. Ambos se conocieron pero no fue sino hasta tiempo después que se
pudieron hablar el uno al otro.
“con
esto me voy al puerto a pasar una linda tarde…estoy seguro que me dirá que si”
seguía repitiéndose en la cabeza de Antxon. Finalmente un buen día ella dijo:
“ya, nos vamos. Te acepto la invitación”
El
corazón de Antxon latió a 110 por hora. “Ahora si la hago, el mar siempre es un
lugar hermosos para conversar” se decía Antxon en la mente. “nos vemos el
sábado, me llamas y te confirmo donde nos vemos, y de allí nos vamos al puerto”
habían quedado Vanessa y Antxon.
El
billete de 20 soles que había separado estaba doblado en 4 y muy bien guardado,
era para una buena causa. Además era la oportunidad de poder ver el mar con
otros ojos y con otra perspectiva.
La
alegría fue tanta de la salida que hasta el personaje de dicha moneda-Raúl
Porras-había por un momento dado una sonrisa. Me van a gastar. Y para algo
bueno ¡Que alegría! Exclamo el billete que se sentía contento porque sería
nuevamente gastado, lo cual para el significa un nuevo viaje y nuevas
experiencias. Porque aunque no lo crean, los billetes están alegres cuando
saben que van a ser gastados, ya que ellos van de mano en mano y les gusta
viajar.
Retomemos,
Vanessa había aceptado la invitación de Antxon. Él entonces había quedado de
llamarle para coordinar donde se verían.
Llegó
el día. 949…. El número que usted marcó, está fuera de servicio. ¿Qué raro?
Dijo Antxon, voy a volver a intentar. Y se escuchó 3, 4 y 5 veces la misma voz
de la empresa: El número que usted marcó, está fuera de servicio. Minutos
después Vanessa llamó a decirle que no podía ir, por un inconveniente. Siniestro
total. La ilusión de Antxon se había desvanecido.
El
billete de 20 soles se quedó guardado en el mismo lugar donde se guardaría hasta
el último de los días.
Aquel
dinero no circularía, no pasaría en manos de otras personas, no haría el
habitual recorrido de viajar por todo el país. Se estancaría.
El
rostro del personaje en el billete-por alguna extraña razón-se pondría triste.
Sabía que no volvería a circular y que se estancaría por un largo tiempo.
Antxon
dejo de frecuentar a Vanessa y finalmente el tiempo paso. Pero aquel Billete
nunca sirvió para una buena causa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario