La radio, un medio de comunicación
masivo que busca informar, entretener, educar, divertir y sobre todo mantener a
la población al tanto de las noticas en el mismo momento de los hechos.
La radio, un medio mágico. Donde las
ondas hertzianas se vuelven sonido y estas son percibidas por nuestro sentido
del oído y permite imaginarnos las cosas que escuchamos.
Luego de mucho tiempo me volvieron a
invitar a una cabina radial y me dio gusto volver a re encontrarme con muchos
amigos que hicimos en los años de radio, con los aparatos radiales que sirven
para la difusión, las consolas, las lunas que permiten que el sonido sea más
nítido, etc. Etc.
Por ser el primer medio de comunicación
en donde me desenvolví y me sentí como pez en el agua, siempre me siento cómodo
en una silla y un micrófono.
Develando secretos, el amor por la radio
nació exactamente en 1996. Cuando mis tíos de Laredo me regalaron una pequeña
radio roja con su respectiva antena. Era una radio rectangular, funcionaba a
dos pilas, tenía una gran potente salida y era mi compañera en las mañanas de
sol de la calle Jorge Chávez.
Por aquellas épocas en casa solo se
escuchaba “Radio Mar plus” (y todavía me acuerdo del slogan: Categóricamente
superior…hay que rico!) y yo-con aquella imaginación que tenía-convertí la mesa
de la cómoda del cuarto de mis padres en una alucinada cabina de radio. Por
micro ponía uno ya viejo que teníamos,
la salida de audio era la radio prendida y cada vez que escuchaba una canción
la dejaba sonar hasta que terminaba el tema, le bajaba el volumen al radio y me
ponía a hablar como si-realmente-estuviera en una cabina radial.
Luego-en la época que mi mamá vendía
Yanbal-tuve otra radio como una pelota (roja también) a doble parlante con AM y
FM, funcionaba con pilas. Pero tiempo después me toco convertirla a la
corriente con un adaptador de cajita azul que me habían prestado.
Tiempo después, conforme uno crece,
cambiaron las cosas. Estudiaba, deje los juegos de niño y me propuse terminar
el estudio primario y secundario. (Aunque debo confesar que en la primera y en
la secundaría-hasta 5 año-era una bestia, sobre todo para los números. Ya habrá
oportunidad de contar en otra crónica) Terminado el colegio e iniciado la
universidad, volví a retomar el camino de la radio. Primero como narrador de
deportes y luego como conductor de programa de rock.
Pero antes de eso, había hecho algo
pequeño en radio Diplomad. Algo que me permitió poder entrar con más confianza
en este medio radiofónico.
Luego llegó la radio sería, con un
programa deportivo que se escuchaba en todo el distrito. Estamos hablando de
palabras mayores para lo que hacía. La primera vez, como todas las primeras
veces-hasta las patas. Conforme pasó el tiempo, ya la cosa fue diferente y me
toco perfeccionar la técnica de locución. Cosa que la he implementado en mi
propia vida y que a veces me hace
avergonzar porque cuando en una reunión el único que habla como si estuviera en
radio y al que le escuchan con una atención enorme es a mí.
Pues bien, 5 años en radio pasé-casi toda
la carrera-tantas cosas, tantos secretos radiales para mantener a la audiencia
y tantas trasmisiones, diurnas, vespertinas y nocturnas.
Luego, nos tocó hacer radio en el Valle
Chicama. Allí pude conocer como es la realidad de la radio en nuestro país. Y
de cómo se tendría que trabajar una emisora, porque una cosa es hacer un
programa y otra es mantener una programación. Las instalaciones, trasmisores,
calibración, antena, señal de prueba, y tantos otros términos que son parte del vocablo radiofónico.
Luego nos tocó Lima, Chamba fuerte que
supimos mantener y que nos sirvió de
mucha experiencia para el mundo radiofónico.
Eso nos permitió enamorarnos más de la
carrera y de la radio.
Finalmente hoy-en estos momentos-tengo
dos radio en mi cuarto, uno herencia de mi abuelo en forma de copa-que espero
poder arreglarlo-y otro plomo con onda larga y corta.
Y hablando de onda larga y corta, tan
enfermo de radio soy que cuando llego a una ciudad nueva lo primero que hago es
buscar sus emisoras radiales, porque pienso que en la radio está el sentimiento
del pueblo. Y cuando en las noches no tengo sueño, prendó un Discman sintonizo
la AM y a lo lejos parece escucharse música y escuchar las cuñas de Radio
Guayaquil. Mi madre siempre dice que mi abuelo, antes de ir a trabajar
escuchaba radio Caracol de Colombia, me hubiese gustado poder escuchar esa
radio en aquellas épocas.
Y para rematar, deje la radio y entre al
nuevo mundo de la televisión, donde la imagen vende y donde el sonido es
secundario.
Pero el cariño por la radio, siempre
estará presente porque fue mi primera casa, donde me desenvolví y donde me
enamore de esta carrera.
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