jueves, 13 de diciembre de 2012



Creo que el mejor año de mi vida es el 2012, cuando tenía 22 años. Fue el inicio de un final y el final de un inicio donde conocí lo que significa ser profesional, conocí que la vida siempre tiene una sorpresa para uno y donde sentí que en mi vida ahora inicia algo nuevo.
Aunque este 2012 será recordado más por el tema de los Maya (y como dice el “Piojo” Johansen en una de sus canciones) luego descubrí que “el calendario Maya dijo: si se mueve todo el piso, ponte liso y baila el apocalypso” que por cierto muy buen tema.
El 2012 prometía. Un año antes me sentía feliz porque aprobaba la primera parte de mi tesis en la universidad y en el pasado verano solo me quedaba la parte más sencilla la que consistía de entrevistar, preguntar, indagar y realizar mi programa piloto. Que logré culminar con éxito.
Corrían los meses y me sentía triste porque sabía que era mi último semestre de estudios. Le decía adiós a 5 años de esfuerzo y sacrificio de largas caminatas de mi casa a la universidad, de trabajos grupales e individuales y de muchas alegrías como también de algunas tristezas.
Con ayuda de colegas, docentes y algunos amigos pude dar a luz el fruto de mi esfuerzo y de mi sacrificio. Aunque-en algunas circunstancias no podía terminar en un solo día con todo mi trabajo, porque-como siempre la madre preocupada, del porque me quedaba hasta las 2 o 3 de la mañana en la computadora. Ya pues, ¡hombre! Tenía que terminar de redactar mi tesis.
En julio, me toco la sustentación. Muerto de miedo-como siempre-me presente ante el jurado. Nunca olvidaré-lo basura que puede ser la gente a veces-que mi “sustenta” demoró porque un energúmeno-porque alumno no le puedo decir-de ciclos inferiores se gastaba la plata de la pensión en juergas y que un buen día su papá-una persona mayor de edad, de condición muy humilde, con un problema en el habla se acercó a la universidad a ver como le iba a su “hijito”. Más el pobre se dio con la sorpresa que el “hijito” no pagaba las pensiones y que la plata que le envía su hermana-que trabajaba en el extranjero-era despilfarrada por este ser.
Retomando, me presente ante el jurado. Mi asesor-previamente-me dijo: “Que te pasa, Roberto. Carajo, no te preocupes. Tu tesis está bien, no te pongas nervioso” mientras que mi profesor del curso me repetía: “tranquilo, Robert. Ya esta”
Inmensa fue la alegría cuando luego del debate, el presidente del jurado me dijo: “Visto el expediente….se resuelve: Aprobar por unanimidad la tesis denominada, Propuesta de periodismo deportivo, etc., etc., etc.” Emoción total. El corazón me latía a mil por hora, por fin luego de tanto esfuerzo y sacrificio ahora me dirían Licenciado…gracias; muchas gracias. No hay de que-so no más de papa.
Luego llegó el bachiller, Grande viejita…nunca olvidaré cuando me diste los mil doscientos soles que cuesta la carpeta. Otro recuerdo que llevaré conmigo por el resto de mi vida. Papeleos van, papeleos vienen, fotito, documentos, etc.
Y el día llegó, Bachiller. Parilla y toda la cosa. Y nadie le dio un aplauso al asador. Ingratos! Jajajajaja.
Luego llegó la titulación, por fin se consiguió lo más deseado. Un documento que te diga, Se le confiere el titulo de Licenciado en Ciencias de la Comunicación a Roberto Faustino-aunque ya tengo que acostumbrarme a mi segundo nombre-Ríos Zavaleta.
Luego, me sentí feliz que mi querida profesora Lidia Pérez me llamará para formar parte de jurado en el colegio. Yo feliz, me sentía que estaba retribuyendo todo el apoyo que mis profes me brindaron en cinco años de estudio. Sentía que le devolvía a mi colegio, las alegrías, cursos, consejos, lecciones y todo lo que aprendí en mi viejo San Juan.
Conocí gente nueva, me volví a encontrar con viejos conocidos, con profesores que ahora son amigos, con amigos que ahora son canarios.
Aunque también hubo pérdidas, familiares me dijeron adiós en este año, hubo alegrías. Recién pude saber lo que se siente jugar en una cancha sintética-nuevo para mí-viaje a mi destino favorito y lo pienso volver a hacer este 2013. Conocí Chimbote, no como paseo sino como parte de ver a un familiar que nos dijo adiós.
Me enamoré más del mar, de la vida a ras de playa. Como decía Micky Gonzales: “en el mar, vamos a pasar en el mar, yo te quiero más en el mar” Conocí nuevos sabores, me adapte al wiski, pude hacer cosas que nunca pensé que haría y muchas cosas más.
Pero lo que más me puso contento en este año fue cuando mi viejo me dijo, te voy a dar lo que siempre has querido. Vamos a hacer unos trámites y ahora vas a ser propietario. Por fin, había soñado con ese día y ahora por fin puedo decir, propietario. Ahora la meta es conseguir lo que siempre anhele en esta vida: ah! que dijeron ya lo va a decir. Me reservo el derecho de redactar esa parte.
Solo me queda decir, Dios mio muchas gracias, abuelitos, virgencita de Guadalupe, Señor Cautivo de Ayabaca y por supuesto mi virgencita de la Puerta, por todas las cosas buenas en este 2012 y que este 2013 siga siendo tan igual o mejor com

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